Empecemos...
- Princess
- 15 ene 2018
- 2 Min. de lectura
Desde que era pequeña siempre tuve la obsesión de ser delgada, es la verdad nada más que la verdad, cien por ciento información verídica… a los 13 años comencé a vomitar.

Hace 10 meses que mi vida dio un giro, me gradué, la ilusión de todo adolescente, graduarse para comenzar el nuevo camino de la vida adulta. Pero lo más triste es que yo no estaba ni un gramo emocionada, me sentía normal, como cualquier momento de mi vida, mis compañeros lloraban de emoción y a mí me daba igual todo, hace un año atrás de mi graduación había perdido a una de mis mejores amigas, todo por mis errores el fin de esa amistad fue solo el inicio de las consecuencias de lo mal que estaba llevando mi vida. En ese momento debí haberme dado cuenta que lo único que hacía era arruinar todo al paso y cambiar, mejorar, pero no, continúe, me aleje de todo de todos mis amigos, me convertí en una persona solitaria, y nadie se dio cuenta, o quizás si, pero a nadie le importó.
Estaba siendo visitada, por cientos de demonios que ni el Diablo mismo los podría aguantar...
Me deprimía por todo, me sentía mal, y lo peor es que no tenía a nadie.
Sabes lo que es vivir tu adolescencia de esa manera? Sintiéndote poca cosa, tristemente mi autoestima siempre fue un asco, era fea, me sentía fea, toda una marrana llena de grasa, granos y estrías. Yo quería agradarles a los demás, quería sentirme bien conmigo misma, y no podía. Nadie sabe porque eres como eres, porque empezaste a actuar de esa manera, poco a poco mi autoestima seguía cayendo.

Komentarze